Las variadas colecciones del Museo Lázaro Galdiano ofrecen múltiples objetos de interés matemático. Nos fijamos ahora en dos de sus escritorios: uno flamenco con pinturas barrocas y otro alemán de marquetería renacentista.
El escritorio de Amberes de mediados del siglo XVII está decorado con pinturas de la escuela de Rubens, e iconografía de Virgilio Solis, que siguen episodios de las Metamorfosis de Ovidio. Nos llamó la atención la puerta de nuestra derecha: Venus y Cupido expulsados de la biblioteca por Minerva y ¿Calvino? Un globo, un compás y una escuadra sobre la mesa dan cuenta de los trabajos matemáticos de gabinete.
Parece poco oportuno el uso de tanta violencia por quien representa la razón y la ciencia, contra el amor. Las lapidaciones, y además con libros, son deleznables. Como dice Edgar Morín: el homo es tan sapiens como demens, ciencia y poesía caminan parejas y apoyándose.
El otro escritorio, finales del XVI, es una buena muestra de la calidad de la taracea alemana (Núremberg o Augsburgo). El ebanista pone en el frontal sus herramientas, la escuadra y el compás, como expresión de su cuidadoso trabajo. Los instrumentos musicales y las arquitecturas son testigos del dominio de la perspectiva.