Un autómata de Juanelo en Budapest

El Museo de Artes Aplicadas, artes decorativas en nuestros lares, de Budapest merece una visita por el propio edificio modernista, una joya en su género. Por otra parte, en estos museos siempre hay algo de matemática aplicada de gran interés. La sorpresa fue encontrar hasta tres magníficos relojes astronómicos renacentistas y un autómata, un campanillero, atribuido a Juanelo Turriano, el relojero e ingeniero del emperador Carlos.

Como curiosidad, Juanelo aparece como español, y aunque realizó en Castilla casi toda su obra madura, su nacimiento y formación fueron italianos. Turriano nació en Cremona, localidad del milanesado y patrimonio imperial. El artificio de Juanelo para subir el agua del Tajo a Toledo es quizá su obra más conocida.

Los relojes astronómicos cuentan con una araña de astrolabio que se mueve mecánicamente. Viendo estos mecanismos no nos debe sorprender que durante dos siglos los filósofos asociaran a dios con el gran relojero, el que crea la maquina del mundo y después le da cuerda; una vez puesto en marcha el mundo funciona como una gran fabrica.

El campanillero está datado de 1570 y como la figura está vestida, el mecanismo se enseña solo con fotos de su interior.

Los tres relojes astronómicos alemanes pertenecieron al emperador  Maximiliano II.

Una respuesta to “Un autómata de Juanelo en Budapest”

  1. Teresa Cabarrush Says:

    ¡ La verdad debemos sincerarnos, ni Carlos ni Felipe tenían nada de tontos, uno el V y el otro el II, padre e hijo, sabían elegir, cuestión que hoy se ha perdido, quizás estamos atrasados!

    El Gran Juanelo, historia sorpredente la de este Señor, si eran precisos en sus creaciones también en sus Sabidurías, hoy en día no se valora tal cuestión pero eso tiene un precio altísimo, tanto que no tiene precio, el valor de un gran consejo, no tiene precio…nadie va dando consejos por ahí, y se te lo dan y además es bueno, buena persona y valiosa tiene que ser la que te lo ofrece.

    Una preciosidad: » el que crea la maquina del mundo y después le da cuerda; una vez puesto en marcha el mundo funciona como una gran fabrica.», posiblemente muchas personas no seamos precisas, pero sí ponemos nuestro pensamiento en recuperar el sentido común de momento, recuperar el respeto por la palabra y la favorable discusión entre diferentes opiniones pero saber aceptarlas, no tomar de forma violenta las cosas de la vida, porque de eso se sirve la astucia que no la inteligencia, y más aporta la inteligencia que no la astucia, sino que se lo pregunten al padre y al hijo…Carlos y Felipe.

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