La Aritmética y la Astronomía en el Jardín Sajón de Varsovia

El Jardín Sajón de Varsovia  fue abierto en fecha tan temprana como 1717. A mediados del siglo XVIII  se instalaron en el parque 70 esculturas alegóricas. Tras la ocupación de la ciudad por las tropas rusas en 1794 quedaron reducidas a 37. Hoy quedan veinte ocupando el eje central en los alrededores de la fuente ornamental que conmemora el saneamiento de la ciudad. Hasta seis alegorías de las veinte portan o muestran objetos matemáticos.

Las esculturas son todas ellas alegoría de las Artes, las Ciencias y el Olimpo. Algunas conservan la inscripción como la Astronomía, pero la mayoría no. 

La Geometría fue fácilmente reconocible por el Teorema de Pitágoras. Para identificar a la Aritmética de forma inequívoca hay que fijarse en la inscripción del vestido: par et impar, tal como la describía Marciano Capella.  

La Astronomía con su esfera astral también lleva su vestido decorado con el Sol y las estrellas.

Un reloj solar horizontal de 1863 con gnomon orientado según el eje del mundo merece una mención, es similar al que se encuentra delante del Palacio de la Isla en el Parque Real Łazienki .

Copérnico en el “Palacio de la Cultura y la Ciencia” de Varsovia

El Palacio de la Cultura y la Ciencia (1955) con sus 237 metros sigue siendo el edificio más alto de Polonia. La construcción fue un regalo de la Unión Soviética a la Polonia socialista. El conjunto fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1980 y consta de varios teatros, filmoteca, Museo de la Técnica (en obras), cafeterías, mirador panorámico, Palacio de Congresos y oficinas. Aunque la edificación recuerde a otros edificios rusos de Lev Ludnev, el arquitecto recorrió Polonia intentando darle carácter local.

Rodeando el Palacio encontraremos multitud de esculturas alegóricas, representando algunas el triunfo del pueblo trabajador y que hoy miran a los modernos rascacielos de vidrio de las multinacionales que asedían al emblemático resistente de una época perdida en la historia. 

La entrada principal está franqueada por dos grandes esculturas: el poeta nacional Adam Mickiewicz a un lado y Nicolás Copérnico al otro. El astrónomo tiene un compás en su regazo, apenas visible a pie de calle.

Los Globos de Coronelli del Castillo Real en Varsovia

Dedicamos esta tercera entrega sobre el Castillo Real de Varsovia al fresco con Geómetra de la Sala de la Audiencia y, sobre todo, a los globos de Coronelli (1693) del Vestidor Real.

El franciscano Vincenzo Maria Coronelli (1650 – 1718) fue un cartógrafo y cosmógrafo veneciano que alcanzó fama gracias a sus apreciados globos terráqueos y esferas celestes.​ Además Coronelli fundó en 1684 la primera sociedad geográfica del mundo, la Accademia Cosmografica degli Argonauti.

Los globos de Coronelli más espectaculares por sus dimensiones son los de la Biblioteca Nacional de Francia ya reseñados: los-globos-de-vincenzo-coronelli-en-paris.

El Castillo Real posee el juego de globo terráqueo y celeste en tamaño medio y ya se ajustan a nuestra imagen del mundo.  

Reloj ilustrado en el Castillo Real de Varsovia

El Gran Hall del Castillo Real de Varsovia muestra un reloj de sobremesa francés del siglo XVIII con una Alegoría de la Astronomía en latón.

Resulta interesante la lectura iconográfica del largo bajorrelieve de la base. Remite al nacimiento de la Geometría en Egipto, tal como narraba Aristóteles.

Partiendo de nuestra izquierda vemos una alegoría del río Nilo con el cuerno de la abundancia que aportan sus crecidas regulares, la pirámide, la palmera y la escultura faraónica confirman el lugar. A continuación un geómetra atiende las explicaciones de la Astronomía que señala la eclíptica entre los dos trópicos. Otros personajes atienden las explicaciones. En el extremo un joven con un planisferio recibe ayuda personal.

Aunque se trate de un reloj de serie merece la pena observar su decoración como segunda etapa en el Castillo.

Copérnico, Cronos y 1543 en el Castillo Real de Varsovia

El Castillo Real de Varsovia resulta de imprescindible visita para contemplar los Canaletto y sus dos magníficos Rembrandt. Los paisajes urbanos de la vieja Varsovia del Canaletto fueron la inspiración para la ejemplar restauración de una ciudad masacrada por su heroico levantamiento al final de la Segunda Guerra Mundial.

Destacamos en primer lugar un escultural reloj mecánico del Hall de los Caballeros, donde la guadaña de Cronos señala la hora en un Ecuador de la esfera celeste. Cronos aparece más como el gigante Atlas portador del mundo.

Y encima de Cronos una pintura que representa a Copérnico con un compás. El marco dorado también muestra los instrumentos de la geometría y la astronomía.

Destacamos la referencia al año 1543, fallecimiento del autor y de la publicación del De revolutionibus orbium coelestium. Cosas del azar, es el mismo año también se publica el De humani corporis fabrica de Andrea Veasalio. Casualidad irónica que reafirma el pensamiento renacentista que tanto gustaba de las correspondencias entre el microcosmos y el macrocosmos. La revolución científica se produce tanto a escala humana como cósmica.

Dedicaremos esta semana otras dos entradas al Castillo Real.

La estatua de Maria Skłodowska-Curie en Varsovia

Además de su museo, Maria Skłodowska-Curie tiene desde el 2014 una estatua que la representa en bronce a tamaño natural. El monumento fue inaugurado con la presencia del presidente francés François Hollande.

La obra fue ejecutada por el escultor polaco Bronislaw Krzysztof y se encuentra al lado de la Iglesia de la Visitación de la Santísima Virgen María en la Ciudad Nueva. A sus pies se extiende el Vístula y la fuente musical con espectáculo de agua, luz y sonido, en una bonita vista panorámica.

La científica porta un modelo planetario del Polonio, elementos que descubrió y puso nombre en homenaje a su país de nacimiento. Resulta curioso que pervivan los modelos planetarios de los electrones del átomo, modelo de Rutherford (1911) y que fue cuantificado por Bohr (1913). La Mecánica Cuántica (1925) rompe con estos modelos porque desaparecen las trayectorias de los electrones que fueron sustituidas por cálculos de probabilidad.

Maria enseñó polaco a sus hijas y visitaba Polonia frecuentemente. Una placa al inicio de la Ruta Real recuerda una de sus conferencias en Varsovia.

La medida del tiempo en el Museo Nacional de Varsovia

Hay que visitar el Museo Nacional de Varsovia para ver una bella madonna de Sandro Botticelli, un San Sebastián de Ribera y varios Lucas Cranach. Y sobre todo merecen la pena las pinturas murales de la catedral copta de Faras en Nubia, frescos que estaban enterradas en arena y que fueron rescatados por el  egiptólogo polaco Kazimierz Michałowski.

De interés matemático son la relojería tanto solar como mecánica. Un reloj greco-egipcio (siglo I a.C.) de tipo hemisférico nos muestra la unidad cultural de todo el Mediterráneo.

El reloj astronómico alemán del siglo XVI se construye mecanizando la red del astrolabio plano con una eclíptica proyectada sobre el plano del Ecuador.

De uno de los relojes de péndulo del siglo XVIII nos interesan los esmaltes con la dama y los amorcillos realizando tareas geométricas.

“Centro de Ciencias Copérnico” en Varsovia

Varsovia cuenta desde el año 2011 con un moderno museo interactivo para practicar experiencias fundamentales del quehacer científico. Cada una de esas actividades nos conduce a una expresión matemática. El libro de la naturaleza está escrito en ese lenguaje que Galileo llamó Geometría. El Centro Copérnico lo muestra de forma patente.

El Centro tiene diseño vanguardista y se ubica en el bonito paseo a orillas del Vístula. El bullicioso deambular de la juventud escolar es característico de estos museos. El andar errante de algunos nos hace pensar que han venido sin un objetivo definido. Como también señaló Galileo: sin conocimiento estamos en un oscuro laberinto. Las visitas a centros interactivos son un trabajo adicional que tiene que prepararse con esmero y no una rutinaria escapada del aula.

Da lo mismo que sea acústica (visualizamos las sinusoides) o hidráulica (hélices de Arquímedes), todo nos remite a las matemáticas y no solo los objetos que se presentan como tales: espejos angulares, cinta de Möbius, movimientos caóticos,…

No pueden faltar el Planetario o el Péndulo de Foucault. Estos museos han ido aprendiendo unos de otros mejorando la experiencia. Hasta el dispositivo de Durero para proyectar sobre plano cuadriculado se ha construido con sólidos geométricos.

Los museos de “matemáticas” están bien pero en los de “ciencia” se pone de manifiesto quizá de forma más palpable su omnipresencia.

La alegoría del gran reloj mecánico en el Recinto Real Łazienki de Varsovia

El Palacio de la Isla construido sobre el lago del Parque Real Łazienki es el edificio más suntuoso del conjunto palaciego. Los salones de su parte trasera ofrecen bonita perspectiva sobre la laguna.

La visita se inicia en las Salas del Baño con azulejos holandeses y termina mostrando un gran reloj mecánico francés de estilo imperio. Una alegoría de la Astronomía en bronce, con esfera astronómica y compás, está acompañada de un amorcillo con tablilla. La portada del libro muestra su autor, Copérnico, y su titulo, El movimiento de los astros.

Gnomónica en el Parque Real Łazienki de Varsovia

El Parque Real Łazienki es un amplio recinto que alberga jardines, lagos, fuentes, orangerie, palacios, teatro, depósitos y auditorios. El edificio más suntuoso es el bello Palacio de la Isla construido sobre el lago. El paraje alberga varios museos palaciegos. En una parte del jardín se levanto el Observatorio Astronómico (1825), destruido y reconstruido, y que hoy no es visitable más que por su exterior.

Dos relojes de sol horizontales similares se encuentran junto a dos de sus palacios. Uno frente al Palacio de la Isla (1786), el que descansa sobre una columna y el otro se localiza detrás del Palacio Blanco y que se apoya en un curioso atlante medio humano y medio león.  

El reloj de la isla es el más antiguo y parece haber servido de modelo para el ubicado en el Jardín Sajón y el del Palacio Blanco.