Llevábamos años esperando. Nunca se debe decir que ha merecido la pena cuando la restauración ha sido tan larga, pero en este caso hemos estado tentados de aplicar el tópico ante el deslumbrante resultado. Se han recuperado las bóvedas romanas y se ha ganado un inmenso espacio para instalar altares y esculturas. El Machado de Castro es ya un museo imprescindible.
Nos centraremos en la cerámica por ser lo más claramente matemático. Ya hemos hablado con entusiasmo de los azulejos matemáticos, físicos y astronómicos. Los jesuitas siguieron el consejo didáctico del hereje Comenius: la imagen es importante y si es bella mejor.
Los 14 azulejos de Euclides y Arquímedes, los 4 astronómicos y los 2 físicos están perfectamente emplazados y anotados.
Voy a resaltar dos cosas más: un precioso sifón en forma de serpiente para desplazamientos de fluidos por vacío y gravedad, y una composición de azulejos que permite demostrar los cuadrados del binomio y el trinomio.
La herencia decorativa árabe puede ser muy compleja pero en este caso es muy simple y sin merma estética. Con tres tipos de cuadrados y tres de rectángulos se logran decoraciones de gran belleza. Nos hemos permitido sobreponer un cuadrado rojo para hacer la demostración geométrica del cuadrado del binomio y uno verde para hacer la del trinomio. De igual forma se podría hacer la de la diferencia para convencer al inquieto novelista Stendhal del porqué menos por menos es más.
Turismo matemático 