El imperio es compañero de la lengua y la ciencia. Los siglos XIV y XV son la época de gloria del imperio de Timur. Hasta Castilla envía una frustrada delegación para colaborar con Temerlan contra los turcos.
Lo que tienen los imperios es la obsesión por el colosalísimo: el cuadrante angular del observatorio astronómico de Samarcanda es el más grande que se haya construido nunca. La capital imperial es un mundo del espectáculo donde las construcciones deben mostrar el poder. Hoy disfrutamos de su belleza congelada.
Lamentablemente el observatorio de Tycho en Uraniborg (Dinamarca) fue destruido por los humillados del lugar. Sus restos son las leyes de Kepler y la gravitación de Newton.
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