Muchos son modestos, otros son espectaculares, pero juntos han llenado el vacío: la inexistencia de museos era una muestra del abandono de la ciencia y del patrimonio tecnológico.
Entre los modestos está el de Valladolid. Su dedicación al ecosistema del Pisuerga es su característica distintiva.
Su escasa andadura hace que no tenga mucho de matemáticas, y haya realizado pocos monográficos, pero en su lugar tiene una preciosa pasarela pentagonal – triangular sobre el río.
La ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia se ha reproducido en todas partes. Esta pasarela es más sencilla pero no desmerece.