En varios lugares de Padua se encuentran testimonios de la primera mujer laureada del mundo por una universidad. La sabia veneciana Elena Lucrezia Cornaro Piscopia no pudo asistir a las clases de la universidad liberal de Padua pero si examinarse, logrando en 1678 su titulación en filosofía. No se lo pusieron fácil.
En el palacio del Bo podemos encontrarnos una estatua de Elena de cuerpo entero, en el patio renacentista hay una lápida de recuerdo y en Santa Giustina se haya enterrada.
Nos quedamos con un óleo, algo cursi, que se visita en el Museo Cívico de los Eremitani. La pintura se atribuye a Antonio Molinari, contemporáneo y paisano de Elena, y se realizó para su graduación. La obra no tiene gran mérito artístico pero deja constancia del esfuerzo valiente de una mujer por vencer las dificultades de género. La figura de Elena aparece rodeada de angelotes con instrumentos matemáticos: compás y esfera armilar.
Por tener relación con el asunto anterior destacamos la Lección de Geografía de Pietro Longhi (siglo XVIII), cuadrito que se encuentra también en los Eremitani, muy cerca del otro. La escena doméstica muestra una casa aristocrática o burguesa, y recoge el momento en que dos jóvenes reciben enseñanza bajo la mirada atenta de su madre. El globo terráqueo, el compás y los libros abiertos dan cuenta de que la enseñanza afortunadamente era más que urbanidad.