El Emperador Carlos se lleva la palma en lo referente a retratos anamórficos: Valladolid, Toledo, Nueva York, Palencia o los grabados de Erhard Schön de Núremberg. La imagen imperial también se prestaba a los secretos y al virtuosismo.
El retrato de Palencia es el más auténtico de los tres que se conservan en España, las dos anamorfosis en San Miguel y San Julián de Valladolid pueden ser imitaciones locales de la época del palentino y los retratos del Museo de Santa Cruz de Toledo son copias modernas o intentos de falsificación.
La pintura secreta se conserva en la Sala Capitular, entrando por el Claustro de la Catedral. De delicada factura, ofrece un sorprendente verismo cuando se mira por el orificio. La carátula superior pone Mirum natura et artis, maravilla de la naturaleza y el arte, y en efecto tiene mucho de ello.
Se atribuyen a Leonardo los primeros dibujos anamórficos, lo cierto es que el desarrollo de la perspectiva matemática permite brillante y espectaculares escorzos como el Cristo morto de Mantenga, y su complementario, la recuperación de la naturalidad a través de la mirada escorzada.
La imagen por el orificio no se ha podido reproducir pero si una aproximación lateral que nos va dando idea de cómo el rostro se va contrayendo. Como el retrato que sirve de modelo se toma de perfil la alargada nariz da ese aire de pez espada monstruoso a la representación.
Las guías atribuyen el retrato a Lucas Cranach sin más fundamento que su factura alemana.
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